¡Cristo ha resucitado, aleluya! De madrugada, la Virgen María sale corriendo de la casa donde estaba con la certeza de que se va a encontrar a su Hijo resucitado. María Magdalena, en cuanto concluye el gran Sabbath, se apresura para ir al sepulcro. No teme el no poder mover la piedra, pues sabe que estando con Jesús, cosas mayores ha podido solventar. Los soldados han huido del lugar, no pueden explicarse lo sucedido.
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