¿Cuando empieza el viaje?
La mayoría de nosotros estamos deseando que lleguen por fin esas vacaciones, ese viaje en el que vamos a escalar en el paraíso de roca y dormir en el campo con nuestros amigos, compartiendo lo que más nos gusta, la roca y la naturaleza.
Si eres como yo, y has disfrutado tus mejores días en la roca de viaje, querrás estar a tope, bien preparado y que no haya contratiempos que te hagan perderte un ápice del disfrute.
¿Cuando empiezan los viajes? ¿El día que coges la furgo o el avión?
¡Para mi los viajes suelen empezar en un bar! Con un amigo, probablemente viendo una foto o un video en internet. Joder,¿y si nos vamos pallá este verano? Y sin darte cuenta, el viaje ya ha empezado, la semilla.
Al día siguiente en el curro estás destrangis buscando croquis de la escuela, viendo fotos, mirando el 8a.nu para localizar los clásicos. ¡Ya estás de viaje!
Y lo mejor es que ahora tienes tiempo para prepararte como dios manda.
La sensación de llegar a un viaje y estar en tu mejor momento de forma es algo increíble. Una buena racha de rendimiento y disfrute en un sitio idílico es una de las mejores sensaciones que puedes tener como escalador. Por eso voy a hablarte de unos cuantos factores que pueden ayudarte a aprovechar ese viaje con más intensidad y disfrute si cabe!
Mejora tu forma física de cara al viaje
Vamos con el primero! La forma física. Si sigues un plan de entrenamiento tendrás planificadas las semanas de antes del viaje como ciclo de descarga y si has hecho tus deberes sentirás superpoderes en la roca. Pero… Y si como muchos no sigues una planificación del entrenamiento o directamente no entrenas. ¿Hay algo que pueda hacer para poder llegar con mejor forma?
¡Por supuesto! Y es bien sencillo, se basa en el principio de especificidad. Algo que puedes hacer durante las semanas previas a tu viaje es intentar imitar en tu entrenamiento las condiciones que vas a encontrarte en la roca.
Suele pasar que pasas de entrenar 2 horas en el roco un par de días en semana a escalar en roca el día entero durante 5 o 10 días seguidos, y claro es normal que tu cuerpo entre en shock.
Para imitar bien estas condiciones y acostumbrar a tu cuerpo a las largas sesiones en la roca, te recomiendo que aumentes el volumen de vías o bloques y bajes un poco el grado de estos.
Si puedes, en las últimas semanas intenta ir al roco 4 o 5 veces en vez de 2 o 3, e intenta meter un buen volumen de vías o bloques. Así vas a conseguir que tu cuerpo se adapte a este volumen y podrás disfrutar más de los largos días de roca!
Pero de nada te vale hacer esto y llegar al viaje super fatigado, así que te recomiendo que las últimas dos sesiones las hagas más cortas y con más intensidad. Sé que son consejos muy generales, pero parto de la base de que no llevas un entrenamiento planificado, sino como ya he dicho, hablaríamos de un enfoque muy distinto.
Para seguir con el principio de especificidad, estas sesiones de mucho volumen, intenta adaptarlas al estilo de roca que vas a encontrar a donde vayas. Por ejemplo, si fueras a Kalymnos, busca vías largas y desplomadas, y coger la mayor cantidad de pinzas que puedas. Practica circuitos de más de 60 movimientos en desplome, la idea es imitar lo que te vas a encontrar lo más que puedas.
Si fueras a Margalef sin embargo, intenta centrarte en agarres tipo agujero en extensión de uno, dos o tres dedos; y busca circuitos más cortos, de 20-30 movimientos.
Mejora tu habilidad de escalar a vista
El segundo factor a entrenar antes de un viaje es tu habilidad para escalar a vista. Normalmente en un viaje vas intentar escalar muchas muchas vías a vista y disfrutar de este estilo, quizás combinándolo con algún proyecto aislado. Pero estarás de acuerdo conmigo en que no vas a irte de vacaciones a una escuela nueva para escalar solo la misma vía por innumerables pegues. Si es así, entonces escalar a vista se convierte en una habilidad que quieres dominar.
Para mejorar a vista es importantísimo que mejores la habilidad de leer vías o secuencias desde abajo, y que seas capaz de visualizarte escalándolas.
Los días que salgas a roca durante la preparación de tu viaje, acostúmbrate a leer la vía antes de poner los pies en la roca. Intenta descifrar el mayor número de movimientos que puedas, dónde está el paso clave, dónde están los reposos, intenta entender desde dónde vas a ir chapando. Y una vez que tengas toda la información posible realiza una estrategia, determina dónde tienes que escalar rápido y de forma deliberada y donde tienes reposos en los que respirar y soltar.
Una vez que empieces a escalar, cíñete al plan cuando estés escalando y se flexible en los reposos. Con esto quiero decirte que intentes no dudar y escalar a tirones tocando cada presa infinitas veces para encontrar la posición perfecta. A vista raras veces vas a encontrar la posición perfecta, asúmelo, y escala de forma deliberada entre reposos, y es en estos donde puedes recopilar más información y replantear tu estrategia para la siguiente sección. Si encuentras que has leído mal una secuencia, a veces es más eficiente destrepar al último reposo y replantear la estrategia que intentar rectificarla sobre la marcha.
Por último escala con fé, jajajaja, con esto quiero decirte que adoptes la mentalidad de que vas a encontrar un mejor canto, o un buen reposo arriba, no te centres en el estrés o la incomodidad del momento. Dado que no sabes realmente con qué te vas a encontrar, es mucho mejor mantener una actitud optimista que va a llevar a escalar más rápido y dinámico que la contraria.
Y para terminar con esta habilidad, cuando bajes, tanto si encadenas como si no, analiza qué ha ido bien y qué ha ido mal para aprender y refinar tu habilidad de leer vías.
Aprende a gestionar tu piel
¿Qué piensas de la piel? Una de las sensaciones más frustrantes que he llegado a tener es estar a tope físicamente, en un día de condiciones perfectas, y no poder escalar bien porque mi piel estaba totalmente reventada e hiper-sensible.
La piel es un factor que normalmente no se tiene en cuenta, pero que si ya has hecho alguna vez un viaje, habrás experimentado la importancia que tiene.
Frente a esto hay dos estrategias que puedes realizar. La primera es prevenir, es decir, condicionar a tu piel para estar en buenas condiciones y regenerar rápido. Para esto, aumentar el volumen de escalada a 4-5 días a la semana te va a ayudar, sobre todo si aumentas el volumen de movimientos en esas sesiones.
La segunda es curar... hacerte con una buena crema y aplicarla rigurosamente después de cada sesión, con las manos bien lavadas.
Pero aun haciendo esto, lo más normal es que en un viaje la piel te dure menos de lo que te dura la fuerza, y por eso puedes adoptar las siguientes tácticas.
Aprende a vendarte los dedos para salvar la piel cuando la tienes sensible. Se puede hacer incluso con las yemas, y si bien es cierto que pierdes algo de sensibilidad, te va a permitir seguir escalando. Cuando estoy fastidiado con la piel me la vendo bien en los calentamientos y pegues de ensayo, y utilizo lo poco que tengo en el pegue a muerte, cuando las condiciones son buenas.
En cualquier caso, lo que te quiero transmitir es que pienses en la piel como en un recurso limitado durante un viaje, y la trates con cabeza para que no te falte cuando más lo necesitas.
Habitúate al nuevo estilo de escalada
Y ahora vamos con la cabeza. Todo lo que te he contado es superfluo si al llegar, las vías son más largas y expuestas de lo que estás acostumbrado y el miedo te paraliza. Empieza suave el primer día e intenta meter un buen número de vuelos, de forma gradual. Quieres acostumbrarte mentalmente al nuevo estilo y es muy importante que te habitúes a las condiciones y vuelos desde el primer día, para no estar constantemente lidiando con algo que podrías haber atacado desde el principio y de cabeza.
Planifica bien el viaje
Un factor clave es la logística, no es algo que se entrene en el plafón, pero prestarle buena atención va a tener un impacto enorme en tu experiencia en la roca. Los viajes tienen la habilidad de poder convertirse en la mejor y la peor de las experiencias, y la planificación que hayas hecho va a tener un papel crucial en esto, así que voy con unos cuantos consejillos!
Llega a tope de energía
Y el último factor que voy a comentar es la motivación. Conforme más motivada estés, mejor vas a hacer tu preparación y más vas a aprovechar el viaje. Consigue la guía por adelantado, bichea videos en youtube, contacta con gente local. Ponte algún objetivo con nombre y apellidos, hoy en día hay un montón de información sobre las vías para saber de antemano cuales te van a gustar más!
Pero eso sí! No intentes escalarlo todo el primer día! En uno de mis primeros viajes estaba tan emocionado que me reventé el primer día y luego fui arrastrándome los 3 restantes. Nadie como tú para saber cuanto es demasiado. Escucha a tu cuerpo…
Pero sobre todo disfruta, disfruta a tope!
Haz lo que quieras, pero disfrútalo
Cuando echas la vista atrás no te acuerdas de los pies de gato nuevos que tanto querías, ni siquiera de la campervan para la que llevas ahorrando 4 años, recuerdas las experiencias, los viajes que compartes con los que más quieres, aquella vez que fuiste a Grecia y escalaste en esa bóveda increíble. Cuando estabas en el acantilado y tenías a 20 delfines surfeando detrás tuya… Y las noches con la hoguera crepitando mientras cada uno revivía su experiencia del día… Esto es por lo que yo viajo, y nada de lo que he dicho hoy tiene sentido si no disfrutas de tu experiencia. Así que entrena o no entrenes, encadena o arrástrate por las vías, ve a cuerpo de rey u olvídate la comida y el agua, pero...
no te olvides de disfrutar! Eso nunca
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El mundo es tu rocódromo, sal ahí fuera y disfrútalo!
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