En esta meditación, Abelardo de Armas asegura que la donación de la Virgen María por Madre nuestra era la culminación, el remate final del amor de Dios por ti y por mí. Por esto, Juan nos dirá a continuación: «viendo Jesús que ya todo estaba cumplido…» Es decir, entregando a su Madre, Jesús ponía colofón a su obra salvífica.
La Madre de Dios es mi Madre y me ama con el mismo amor que amó a su Jesús. Ella no ve en mí cosa distinta de Jesús.
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