A una mala decisión, inevitablemente, le siguen sus consecuencias. La herida, aunque sane, siempre deja una cicatriz; y la marca trae recuerdos. No importa cuánto vivamos, nuestro paso por el mundo es breve. Luego las puertas de la eternidad se abrirán, y nuestro destino estará determinado por la clase de decisiones que tomamos con relación al Señor y Su Palabra.
Escrito por el Mayor Alan González
https://salvationarmysoundcast.org/esperanza
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